martes, 29 de marzo de 2011

Güi güi le gli gli


COCORICO
Güi güi le gli gli
Alonso Fragua

Comunicólogo por deformación, periodista cultural por decisión (desde 2008), Alonso Fragua reside en este momento en Toulouse, en el sur-este de Francia. Interesado en la escena musical de su país anfitrión, su columna Cocorico (versión gala de nuestro quiquiriquí) pretende acercar al público de Los Subterráneos a propuestas de todos los géneros, con la idea de demostrar que esta nación tiene más que ofrecer que Alizée y Carla Bruni.

Hoy quiero escribir sobre musicales franceses. No puedo explicar mi decisión con exactitud. Es probable que mi gusto recién adquirido por la serie Glee tenga algo que ver. O tal vez las comedias musicales en Francia son un fenómeno artístico muy presente y que vale la pena mencionar. No lo sé. Ustedes juzgaran después de leer este texto y escuchar las recomendaciones puntuales.En México, la única muestra que nos llegó fue Les rois du monde (Los reyes del mundo), extracto de Romeo y Julieta que aún se escucha en la radio. Sin embargo, esta adaptación a la francesa de 2001 de Shakespeare es sólo la punta del iceberg. La explosión sucedió unos años antes a través de un texto que le habla de forma más directa a las audiencias de la nación del gallo.

Notre Dame de Paris, basada en el clásico de Victor Hugo, tuvo su estreno como comedia musical en 1998, con música de Richard Cocciante y letras de Luc Plamondon. Además de su fuerza sonora y de un primer elenco con una presencia escénica y vocal desbordante, algunas de las canciones como Les sans papier (Los sin papeles) tocaban temas sumamente pertinentes para una Francia que desde la segunda mitad del siglo XX experimenta una transformación a causa de la inmigración, sobre todo venida del Magreb y de las antiguas colonias en el África negra.De igual forma, su éxito se puede medir gracias a la trascendía poco usual que lograron algunas de sus canciones. Hoy, en ciertas escuelas secundarias, los profesores utilizan Florence (Florencia) para introducir la transición entre el Medievo y el Renacimiento. Mención aparte merecen Le temps de cathedrales (El tiempo de las catedrales), Belle (Bella) y Tu vas me detruire (Me vas a destruir): imperdibles; así como Garou, quien encarnó a Quasimodo y siguió una carrera musical exitosa luego de la obra.

Avanzando en el tiempo nos encontramos con Le roi soleil (El rey sol, 2005), recuento histórico-musical de la vida de Luis XIV, la cual ofrece un sonido un tanto más roquero que los ejemplos anteriores. Destacan de esta pieza la que fuera el tema de amor entre el Rey y Marie, la sobrina del Cardenal, Mon essentiel (Mi esencia), así como Tant qu'on rêve encoré (Mientras sigamos soñando).Y para terminar con este rápido recuento, no puede quedar fuera Mozart l’Opéra Rock, último éxito de los escenarios que desde 2009 suena en la radio y en los canales de videos. Esta versión libre de la vida de Wolfgang Amadeus –con una estética visual y sonora postmoderna- ha producido criticas encontradas, desde aquellas que destacan las influencias de Queen, Muse o Placebo en distintos temas, hasta los que consideran al ensamble actoral y a la música como insípidos. Para que el público de Subterráneos se forme su propia opinión, las propuestas son Tatoue-moi (Tatúame), C'est bientôt la fin (Es casi el final) y, sobre todo, L'Assasymphonie (juego de palabras entre asesino y sinfonía), si es posible en alguna de sus versiones acústicas.

Hasta aquí por ahora. Nos leemos en un mes, con más música y más quiquiriquí en francés.
Alonso Fragua

fraguando@hotmail.com
www.galloenchilado.blogspot.com

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