jueves, 8 de diciembre de 2011

La Guadalupana ante el peso de la Ciencia


La Guadalupana ante el peso de la ciencia


Raúl Rivera / Subterráneos
*La Virgen de Guadalupe es parte del mundo medieval

¿Qué tan única es la Virgen de Guadalupe en el mundo de los milagros y de los OVNIS?, o tal vez la pregunta sea: ¿qué tan justificable es que no sea estudiada la Virgen de Guadalupe con el mismo rigor y respeto que a un mosquito por un entomólogo o a la Revolución Mexicana por un historiador?

Cuando Carl Sagan retoma el análisis de William A. Christian Jr. sobre las apariciones marianas durante la edad media, encuentra similitudes de todas ellas, incluyendo la aparición en el Tepeyac.

“Un caso típico es el de una mujer, una niña o campesino que dicen haber encontrado a una niña o mujer que se le revela como la Virgen María. Ésta le pide a la testigo que vaya a las autoridades civiles y de la Iglesia local y les ordene decir plegarias o construir un santuario en aquel mismo lugar. La testigo intenta hacer lo que le dice, pero cuando informa al cura le ordenan que no cuente la historia a nadie. Así, ella no dice nada. Días después se le vuelve a aparecer María, un poco molesta porque no se ha honrado su petición”. “No me creerán”, dice el testigo, dame una señal.

“Así, María le da una señal. Los del pueblo y los curas se convencen enseguida. Se construye el santuario. Ocurren curaciones milagrosas en la vecindad. Llegan peregrinos de todas partes. La economía local mejora”.

Pero de la misma forma en que son aceptados estos “milagros” son rechazados aquellos políticamente incorrectos, como en los que la aparición de la virgen critica la corrupción de los sacerdotes, o delata los abusos sexuales que  sufren unas monjas a manos del capellán. Cuando esto ocurría la testigo era enjuiciada por el santo oficio y en muchos casos, por ser de procedencia humilde, terminaba quemada, según el Concilio Laterano de 1516.

La Virgen de Guadalupe

Tristemente para el oficio del historiógrafo, el analizar objetivamente a la Virgen de Guadalupe se trunca por la falta de objetividad de las fuentes y el descrédito cuando se citan trabajos antropológicos serios, pues los más eficientes fueron ordenados por el abad Guillermo Schulemburg, quien negó la verosimilitud de las apariciones en el Tepeyac.

Además, en el análisis de Shulmeburg se describe con detalle el estilo de la pintura, las fibras del lienzo, las tintas usadas, el desgaste, los remiendos y tratamientos que tuvo a lo largo de sus menos de dos siglos de existencia.

 

Juan Diego

Otro detalle es que Juan Diego no existió. No hay fuentes contemporáneas a él que certifiquen su presencia en 1530. En primer lugar el Nican Mopohua, principal fuente de los aparicionistas,  no es un Documento Histórico, pues fue escrito en el siglo XVII y no describe lo que pasó en las apariciones, sólo lo que se rumoraba. Los restantes códices indígenas son reproducciones, como el Códice Techialoyan, el Teponaxcuícatl o "Cantar del Atabal", y el Testamento de Cuauhtitlan 1559, el cual es una farsa amañada en el que se describe a las apariciones guadalupanas dentro de los legajos de un argumento correspondiente al registro notarial de la época y escrito en el siglo XVIII.

Cuando a Samuel Butler le hablaban de la grandeza de Dios a través de los milagros, dijo: “Una mente crédula... encuentra el mayor deleite en creer cosas extrañas y cuanto más extrañas son, más fácil le resulta creerlas”.

Fuente: Sagan, Carl. El Mundo y Sus Demonios. Planeta Ed. 1995

http://paranoideo.com/upload/carl_sagan_-_mundo_demonios.pdf

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