martes, 20 de abril de 2010

Breve historia de una comunidad totonaca



Caminando en el pueblo
Breve historia de una comunidad totonaca
Ricardo Cabrera/Subterráneos

*Las poblaciones originarias del estado de Puebla padecen de violencia estructural al ser ignorada su forma de vida

* La mayoría de las comunidades totonacas del estado de Puebla presentan serios problemas de integración cultural y social, no es necesario hablar de una comunidad en específico porque todas comparten la misma situación

Puebla, Puebla 12 de abril 2010. Para elaborar estudios de campo sobre etnicidad o variabilidad humana no es necesario viajar largas distancias dentro del país o fuera del mismo, basta con abrirnos paso dentro de la geografía poblana para darnos cuenta que el estado presenta una riqueza de estilos y costumbres dentro de su población.
En el presente escrito se hace una pequeña radiografía de un pueblo totonaca en la Sierra Norte de Puebla, centrándonos en el estilo de vida, en los indígenas originarios, en la historia y la imaginería que suelen ignorarse desde las urbes.

En Puebla existen seis naciones indígenas originarias que son la náhuatl, popoloca, mazateca, otomí, zapoteca y totonaca, ésta última localizada en el extremo norte del estado y con una población de 130 mil personas según datos del INEGI. Durante la época prehispánica los señoríos totonacos se conformaron en una federación liderada por el señorío del Tajín, Papantla y Zempoala, esto en el post-clásico, sin embargo la nación cayó bajo el yugo de la triple alianza, pasando a ser tributaria. Con la llegada de los españoles la población fue diezmada por la viruela y las guerras continuas que devastaron y saquearon la Sierra Norte. Muchos indígenas fueron expulsados de sus lugares de orígenes por los conquistadores, otros más fueron evangelizados mediante misiones quienes convertían a la población al catolicismo para posteriormente incorporarlos a la colonia como sujetos económicos activos.

Al pasar las épocas históricas del país como la guerra de independencia, la guerra de reforma, la revolución o el proceso de neoliberalización económica, pareciese que las comunidades del norte poblano quedaron inmutadas en el tiempo y marginadas de los adelantos científicos. Decía don Andrés que la electrificación de la región llegó apenas en 1975 y las carreteras pavimentadas en 1985.

Este aislamiento tecnológico trajo consigo un rezago económico y social que es visible en nuestros días, basta con ver las horas para llegar al pueblo, las campañas políticas cuestionables, la repartición de tierras de manera inequitativa y la compra-venta injusta de productos como el café o el maíz. A pesar de la inconveniencia, los pueblos siempre guardan dentro de su aislamiento una cultura intangible particular, puesto que uno puede apreciar la historia, la narrativa oral y las costumbres en todo momento del día.

Por ejemplo, la historia de “la hormiga y el grano de maíz” que nos presentan en los libros de texto gratuito de la primaria, un clásico cuento totonaca, está representado físicamente en una de las muchas elevaciones que existen en la Sierra Norte donde las comunidades se asientan, y donde se tiene la oportunidad de escuchar por parte de los locales las versiones que han sido transmitidas a partir de la tradición oral por generaciones.

No hay comentarios: