martes, 20 de abril de 2010

Fotografías congeladas de Kubrick



Inició como fotoperiodista a los 17 años

Fotografías congeladas de Kubrick
Internet

* Una exposición en Milán recoge 200 instantáneas realizadas por el director de cine antes de iniciar su carrera, cuando era un jovencísimo reportero

* "Él supo transformar las imágenes estáticas en secuencias que contaban historias".

La muestra subraya por primera vez la precoz producción fotográfica de Stanley Kubrick (Nueva York, 1928; Harpenden, Reino Unido, 1999), que con sólo 17 años fue contratado por la revista neoyorquina Look, de la que se despidió cinco años más tarde para intentar hacer películas.

El día de su 13º cumpleaños, Stanley recibió de su padre una Leica III. Descubrió así una de sus pasiones: la fotografía. Se apuntó a cursos, descuidó los estudios en el instituto para disparar, revelar y mejorar su técnica fotográfica. En junio de 1945, captura por las calles el retrato de un quiosquero triste mientras observa un periódico que titula con la noticia de la muerte del presidente Roosevelt. La imagen es tan intensa que no sólo la revista Look se la compra, sino que también decide contratar a aquel joven desconocido de ojos azabache. Tras cuatro cursos en la escuela de cine, pagados con el sueldo de reportero gráfico, Kubrick decidió colgar su Roilleflex y coger la cámara de rodar. En 1953 firma su primer largometraje pero la fotografía cuenta su primera vida profesional.

"Las imágenes publicadas por Look representan en realidad sólo una mínima parte de los cerca de dos mil negativos archivados", explica el curador de la exposición.

"Fui a visitar a Kubrick un año antes de que muriera, en 1998. Le quería pedir permiso para imprimir sus fotos y sacarle el partido que merecen. En realidad, tengo que admitirlo, esperaba también que me dijera: ‘Por supuesto, sube conmigo: tengo negativos, pruebas, todo mi archivo bien guardadito en la buhardilla’. Pero no fue así. Se puso muy contento de mi intención de rescatar esa parte de su producción, pero confesó no tener ni la más remota idea de dónde podía encontrarse el material, no tenía ni una impresión original, ni el copyright de los negativos. Me saludó diciendo: 'Take your time and good luck" (Toma tu tiempo y buena suerte), recuerda Crone.

Necesitó esas dos cosas, tiempo y suerte. Fueron 12 años de investigación, hasta que descubrió que Look había regalado en 1952 gran parte de los negativos de Kubrick al Museo de la Ciudad de Nueva York. Desde entonces nadie los había visto.

"Estas fotos son una maravilla", "No me refiero sólo a su valor documental, sino también a su madura inteligencia figurativa. Como los grandes nombres de la fotografía social moderna, "él supo transformar las imágenes estáticas en secuencias que contaban historias", continua el curador.

Los jefes de Look exigían a Kubrick que el sujeto fuese seguido constantemente, retratado en cada instante. Para obtener la máxima naturalidad, el joven reportero llegaba a veces a esconder la cámara bajo el abrigo y apretaba el botón con un pequeño interruptor oculto en la palma de la mano. "El rasgo que caracteriza las imágenes es el interés del autor por los aspectos psicosociológicos. Las fotos de los negros de Chicago, que no alcanzan a llegar a fin de mes pero hacen ostentación comiendo en los mejores restaurantes, tienen detrás la misma mirada ambigua, desenfadada y destacada de La naranja mecánica, Barry Lyndon o El resplandor".

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