martes, 18 de mayo de 2010

Bolivia, libertad a los animales de circo

*Primer país de América Latina en prohibir el uso de animales con fines de entretenimiento ó lucro.

*"La ley 4040 es única en el mundo no sólo porque prohíbe el uso de animales salvajes, sino también de perros, gatos, palomas y todo tipo de animales domésticos."
*“A nivel criminal está probado que una sociedad es más violenta cuando está habituada a torturar animales y es indiferente al dolor”.

La Paz, Bolivia. Frente al maltrato ejercido contra los animales que son utilizados en espectáculos circenses, a principios del 2005 se inició una campaña en Bolivia para promulgar la Ley 4040 con el fin de prohibir el uso y exhibición de animales de todo tipo, con fines comerciales y de entretenimiento. Quedando prohibido cualquier tipo de espectáculos de esa naturaleza.
Estela B.Quintana / Subterráneos

Esta campaña comenzó cuando la institución Animals Defenders International (ADI), con sede en Londres, se infiltró en los circos de Bolivia, Colombia, Perú y Ecuador con el fin de obtener imágenes del maltrato al que son sometidos los animales al ser amaestrados.

En el marco de esta nueva normativa, el Gobierno Boliviano empezó a liberar animales que eran utilizados en espectáculos circences, con el objetivo de que los animales dejen de estar expuestos a la crueldad en nombre de la diversión y tradición y así garantizar la protección y seguridad de los animales sujetos a uso, propiedad y control de los propietarios.

Gracias a esta nueva ley, para Julio de 2010, los circos bolivianos no podrán exhibir animales y cualquier espectáculo que entre a Bolivia deberá hacerlo sin ese tradicional atractivo, en caso contrario, sufrirán el decomiso de sus animales y otras sanciones.

Leyes en México
Dentro de este contexto, México es uno de los países latinoamericanos más atrasados respecto a la protección de los animales y es fundamental avanzar en una legislación más severa y a la vez moderna, ya que son varios los países que han prohibido los circos con animales, en América Latina: Bolivia, Santiago de Chile y Buenos Aires son ciudades que han hecho algo por priorizar el cuidado y protección de los animales.

En este año los circos cumplieron 202 años de haber llegado a México; no obstante, detrás del espectáculo hay horas de confinamiento, maltrato y entrenamiento violento: les pinchan la piel, los encadenan, les queman las patas, les arrancan garras y colmillos y los adiestran bajo el método de premio o castigo, “Los animales obedecen por miedo a ser lastimados” denuncian organizaciones civiles. Viven encerrados o en jaulas, remolques o cercados. Casi siempre encadenados y alejados de su familia. Por el estrés y el encierro desarrollan enfermedades mentales como la zoocosis (moverse obsesivamente de lado a lado, golpearse la cabeza, morder los barrotes o automutilarse). Incluso que distintas especies se vean obligadas a vivir juntas suscita que el pulso cardiaco de los animales se acelere, pues siempre están en alerta.

Frente al maltrato ejercido contra animales en circos, corridas de toros y laboratorios, las iniciativas de Ley General de Bienestar Animal, presentadas en 2007 en la Cámara de Diputados y la Ley que Prohíbe el Uso de Animales de Cualquier Especie en Espectáculos Circenses en el Distrito Federal, presentada en 2008 por la diputada Rebeca Parada Ortega a la Asamblea Legislativa, están detenidas.
La primera, por indiferencia, según organizaciones civiles y la segunda, por la intervención de empresarios cirqueros.

De acuerdo con lo denunciado por organizaciones civiles y legisladores, la propuesta sigue pendiente porque hay relación entre algunos partidos políticos y familias circenses. Es el caso de Andrés Atayde Rubio, nieto del fundador del Circo Atayde Hermanos y encargado de asuntos internacionales de la Secretaría Nacional de Acción Juvenil del Partido Acción Nacional.
Luego de presentada la propuesta, dueños de circos publicaron un desplegado en el que aseguraban que la ley carecía de fundamentos y pretendía robarles la diversión a los niños.

En México, cualquier tipo de maltrato animal se castiga sólo a nivel administrativo. Es sancionado con multas, arrestos de máximo 36 horas, aseguramientos, amonestaciones y clausuras.

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