jueves, 24 de noviembre de 2011

¿Cuando será el día en que el trabajo artístico sea realmente valorado?


¿Cuando será el día en que el trabajo artístico sea realmente valorado?


Colectivo la 15

Y no nos referimos a las obras de arte de las “vacas sagradas” de la escena de arte mexicano (o poblana), sino al trabajo cotidiano, al que tiene que lidiar con las estructuras burocráticas de las instituciones. Al que tiene que confrontar esquemas educativos anquilosados y cotos de poder incrustados en todas partes, es una pregunta que nos hacemos desde la entrañas del colectivo que suscribe este artículo y las cuales nos duelen particularmente porque para los que nos dedicamos al desarrollo, difusión y producción de bienes culturales, casi siempre se nos niegan los presupuestos o apoyos siempre y cuando no sean aportados por las becas (las cuales también habrá que decir, fomentan la competencia encarnizada entre los solicitantes). Nosotros todavía no conocemos el caso de un contador que logra obtener un puesto de trabajo en alguna empresa y se le diga “trabaja de a gratis en este lugar, sirve que eso te ayuda a promocionarte”. Cosa que con la mayor parte de nosotros si sucede, vivimos en una situación difícil en la que pareciera que estamos condenados al jodidismo y a la precarización del trabajo en general y al nuestro en particular. Nos duele porque en la labor de gestión que desarrollamos día con día, nos encontramos con que nosotros también replicamos las maneras de las instituciones, la diferencia es que los que trabajamos en los espacios públicos y en las diferentes dinámicas culturales de esta ciudad angelopolitana (por citar un ejemplo) llegamos a establecer una profunda amistad, la cual nos lleva a intercambiar lo que hacemos, de manera gratuita, para ayudarnos.

La institución, por el contrario, busca abrevar de esta relación para abaratar el trabajo de diferentes actores culturales.

¿Se vale quejarse de esto? Si y no, si porque es una situación que se repite año tras año, gobierno tras gobierno, no porque nosotros no hemos alzado la voz, ni nos hemos solidarizado con otros y si en cambio, preferimos rebajar el costo de lo que hacemos con tal de lograr una línea más en la curricula o hemos preferido “avanzar” a costa del otro que en conjunto, el mismo modo de operar de la institución, moviéndose sin los otros, aplastándolos, omitiéndolos, negándolos.

 

Al final del día tal vez habría que preguntarse qué somos ¿artistas misioneros o artistas colonizadores?¿ Somos de los que ponen de su bolsa para vivir la experiencia del arte o de los que se sirven del arte para imponer un criterio a una comunidad, obtener recursos para llevar una vida ostentosa, y todo bajo el pretexto de lo social?

Habrá que decir que ambos estadios no son saludables, es necesario poder obtener una remuneración por el trabajo que se hace, sin imponer un criterio, una forma o un esquema a un grupo o comunidad, usando la ética como referencia y buscando la propagación del bien común. Basta ya de la simulación, basta ya de opacidades y acuerdos en lo oscurito, basta de pervertir el significado de la palabra Afecto, basta de darle a la institución la facultad de decidir quiénes SI y quienes NO, neguémosle la categoría de interlocutor a la misma cuando no ha trabajado para merecerla.

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