jueves, 17 de noviembre de 2011

La Revolución de los Historiadores



"Para los campesinos la Revolución fue una calamidad”, Friedrich Katz

La Revolución de los Historiadores


Raúl Rivera / Subterráneos
 *“La Revolución Cristera fue un berrinche de los porfiristas derrotados y la Iglesia”

El estudio de la Revolución Mexicana no es homogéneo para la Historiografía, y sus distintas texturas abarcan periodos tan diferentes que no podríamos ubicar con precisión su fin.

Para Luis González y González, antes de la Revolución “no había mucha voluntad de violencia en el país. Como en la época de Porfirio Díaz, que tuvo el designio de la pacificación, había en la voluntad mayoritaria de México pasión y gusto por la paz”.

“Esa guerra civil, que va de 1910 a 1917, no fue muy popular. No se dio en toda la vastedad del territorio mexicano. En los pueblos les decían, a esos que andaban levantados en armas, ‘los fronterizos’, porque era propiamente en el lado de la frontera norte del país donde se alzaban en armas los descontentos”, escribió.

Para entender la “Revolución Mexicana Armada” (1910-1917), los historiadores la dividen en tres periodos, el primero la lucha por el derrocamiento de Porfirio Díaz (1910-1911), la segunda el enfrentamiento con Victoriano Huerta (1911-1914), y el tercero la disputa entre caudillos por el poder (1914- 1917). El último periodo concluye con la Constitución de 1917.

 

La Revolución de los Caudillos

Al periodo anterior se le conoce como de “lucha armada”, pero la Revolución no termina en 1917. En 1920 es asesinado Venustiano Carranza, el “Jefe máximo de la Revolución”, y lo sucede su general Álvaro Obregón (1920-1928). Como caudillo, consolidó el poder central de la ciudad de México, la laicidad del Estado y, durante su caudillaje, ocurrió la “revolución cristera”.

Este movimiento no es considerado como parte de la de la Revolución por algunos historiadores, pues sus causas fueron un “berrinche” de la iglesia católica y los antiguos porfiristas para recuperar sus antiguas prerrogativas autoritarias.          Otro detalle es que no tiene objetivos específicos, pues no se reformó la constitución en el artículo 130, ni se reconoció al culto católico como parte institucional del estado mexicano, y sus “caudillos” continuaron siendo forajidos de caminos después de su conclusión.

Comienza el periodo democrático con el magnicidio de Obregón en 1928. Plutarco Elías Calles surge como nuevo jefe máximo y su periodo como líder del “Partido Nacional Revolucionario” (PNR), de 1928 a 1934, se le conoce como “Maximato”.

 

Cardenismo

Para la elección del cuarto presidente del “Maximato” se eligió a Lázaro Cárdenas, quien se escinde de Calles y lo manda al destierro. Su gobierno, llamado Cardenismo (1934 a 1940), en el que surgieron las instituciones públicas, la educación socialista formal y se expropian la industria eléctrica y petrolera, es considerado el pináculo de la Revolución.

Friedrich Katz, en sus trabajos orales sobre la revolución, resalta la perspectiva de los campesinos: “Para ellos la revolución fue una calamidad, como el recuerdo de un terremoto, o de un cambio muy perjudicial en el clima”.

Con el último caudillo de la revolución y el fin de su gobierno, termina el fenómeno social. Para 1940 asciende al poder el primer presidente no revolucionario (Manuel Ávila Camacho) y nace el PRI.

 

Fuente:

http://www.letraslibres.com/revista/convivio/el-mito-de-la-revolucion-mexicana-entrevista-con-luis-gonzalez-y-gonzalez

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