jueves, 15 de septiembre de 2011

México y el mundo, independencia y sus antecedentes


México y el mundo, independencia y sus antecedentes


Raúl Rivera / Subterráneos

 

Después de poco más de dos siglos, se celebrará el inicio de la Independencia de nuestro país. México, como un país más del concierto de las naciones, es producto de varias consecuencias, algunas aparentemente ajenas a nosotros, como fueron los piratas en el Caribe o las Guerras Napoleónicas, pero que sin éstas difícilmente habría sido posible la emancipación de nuestro país.

El primer antecedente de la independencia fueron las Reformas Borbónicas, dictadas por el Rey Felipe V, sobrino de Luis XIV de Francia, y primer miembro de la casa Francesa de Borbón en 1700. En éstas se planteaba la solución al problema de la baja recaudación de impuestos y la nimia producción industrial de la metrópoli. Entre las disposiciones estaban la fundación de colegios especializados en las áreas de ganadería, textiles y minería; de este último emanó el colegio de Minerías de la Ciudad de México. También obligaba a pagar impuestos por los productos de exportación, es decir, aquellos que no se producían en el reino.

En las colonias esto obligó a que las personas dejaran de producir su vino y sus telas, y a tener que consumir lo que se hiciera en España. Pero a los colonos no les agradaban las modas ibéricas y prefirieron las ropas que traficaban los piratas, más ad hoc con su estilo y a menor precio.

Como consecuencia, los monarcas españoles militarizaron las costas del Golfo de México y trataron de cerrar las fronteras al tráfico de productos “pirata”, pero los filibusteros, ya conocedores del puerto de Veracruz, atracaban con sus barcos y vendían su mercancía.

El rey Carlos III, harto de lo rebelde de los novohispanos, decidió enviar tropas al visitador real José de Gálvez, para obligar a los colonos a consumir productos españoles y deshacer las posibles protestas. En 1767 fueron expulsados los jesuitas en la mañana del 23 de junio. Los novohispanos, molestos con las autoridades, se levantaron en armas, pero los soldados, recién llegados de la península, apagaron las revueltas.

Al mismo tiempo, en el Caribe se gestó la primera independencia latinoamericana. En Haití el pueblo expulsó a los franceses de su isla y fundaron la nación más próspera de las Antillas y, según Leslie Bethell en Historia de América Latina II, la primera potencia latinoamericana a la par de los Estados Unidos.

El resto de los países continentales tomaron como ejemplo el levantamiento de las dos naciones, comenzaron a formar juntas, en las que se discutía la posibilidad de ser una nación independiente. Pero el visitador estaba atento de los movimientos y en varios casos los desarticuló por la fuerza.

Para 1800, la revolución Francesa triunfaba en Europa y Napoleón consolidaba un Imperio continental. Los británicos, temerosos de que se produjeran levantamientos afines al de la independencia de los Estados Unidos y los obligaran a ceder sus colonias en las Antillas y en Canadá, dieron ayuda a España, y así surgen las alianzas en contra de Napoleón para expulsarlo de la península. Para 1808 José Bonaparte, o Pepe Botella, era coronado como rey de España y el rey Enrique IV huía de la capital. Para los novohispanos se presentaban dos escenarios, se mostraban afines con el nuevo gobierno o reconocían al hijo de Enrique, Fernando VII, como verdadero rey. De esta forma, se tomó como excusa la falta de una autoridad central para así desobedecer a las regionales y articular legalmente un movimiento afín a los intereses de los independentistas, reconociendo a Fernando VII y negando a Pepe Botella como rey de España.

Con los resultados ya conocidos, los primeros independentistas fueron fusilados, pero el movimiento continuó por diez años más con distintos métodos; encuentros armados formales, guerrillas y subsistencia.

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