Quimeras

Ulver / El camino etéreo de la autenticidad

Liliana Carral*

El gusto por la música experimental proviene de una necesidad constante de estímulos sensoriales que van más allá de lo que pueden percibir en primera instancia nuestros oídos; es decir, existe una necesidad de buscar propuestas musicales que requieren ser escuchadas varias veces para poder asimilarlas, para poder digerirlas. Una de estas propuestas musicales es Ulver, banda noruega que cada vez que saca un nuevo disco, uno termina comportándose como un niño que descubre por primera vez el arcoiris. Mientras más veces se escucha a Ulver, más descubrimientos sonoros se hacen y más gusto se termina agarrándole.

Formada en 1993 por el entonces adolescente Kristoffer Rygg “Garm”, Ulver se da a conocer con una trilogía de discos conceptuales, en los que fusionaron el black metal con la música tradicional noruega, incorporando instrumentos acústicos y tratando temas ligados al folklore nórdico.

Sin embargo, a pesar del reconocimiento en la escena metalera de su país, Ulver empieza en 1998 lo que parece un camino sin retorno al lanzar un disco acústico sobre la obra de William Blakem, The Marriage of Heaven and Hell. A partir de ahí siguieron otros discos, incluyendo bandas sonoras de películas experimentales, en donde incorporan sonidos de la música industrial, el trip hop, la música de cámara, el avant garde, el jazz, el minimalismo y la música electrónica.

Este eclecticismo les ha permitido consagrarse como una de las bandas oscuras más interesantes, ya que no sólo hacen una mezcla exótica de géneros, sino que logran una coherencia única gracias a un trabajo exhaustivo en la composición y los arreglos, así como por el uso de técnicas de grabación especiales y el desarrollo de una temática conceptual en cada disco.

Sin embargo, para mantener esta autenticidad, Ulver ha tenido que seguir un camino muy distinto al que tradicionalmente siguen las bandas de la escena metalera. Criticados por sus primeros seguidores, que como muchos metaleros crucifican a cualquiera que abandone su amado género, —así esto implique evolucionar musicalmente— Ulver no sólo ha renovado su sonido en cada disco, sino también su alineación.

Los experimentos que Garm y compañía realizan en el estudio de grabación, requieren de un trabajo exhaustivo así como de una diversidad de músicos invitados, y en algunos casos difícilmente pueden ser reproducidos en vivo. El primer concierto en directo de Ulver fue hasta apenas en 2009, pero su calidad sonora les permitió ser la primera banda noruega en ser invitada a tocar en la prestigiada Den Norske Opera & Ballett de Oslo.

En abril de este año lanzan el que a mi parecer es su disco más accesible y por lo tanto, el más recomendable para introducirse al etéreo mundo de Ulver. El disco War of the Roses es un compendio de temas sobre la condición humana y el caos desde una perspectiva externa como a vista de pájaro. El disco inicia con February MMX que sin duda es el tema más accesible que se les haya escuchado, y cierran con el épico Stone Angels, en donde la voz hablada de Garm contrasta con los pasajes ambientales a los que ya nos tiene acostumbrados esta banda.

En este disco participaron algunas personalidades sobresalientes del género experimental como Stephen Thrower de Coil, el gurú de la guitarra Stian Westerhus, así como los legendarios héroes de la improvisación Steve Noble y Alex Ward.

War of the Roses marca también el inicio de una nueva época para Ulver, ya que posiblemente los veamos con mayor regularidad haciendo giras y presentándose en festivales. Sólo esperemos que encuentren los medios más adecuados para presentar su material, y que su público —tan selecto actualmente— pueda extenderse sin que Ulver pierda el estatus de banda de culto que se ha ganado por seguir un camino nada convencional tanto para la creación como para la difusión de su música.

Leyendas urbanas nórdicas, el tercer disco de Ulver titulado Nattens Madrigal fue producido deficientemente a propósito, al parecer porque el presupuesto que tenían asignado para la producción se lo acabaron en una borrachera infernal.

* Liliana Carral. Bajista, compositora incipiente, coleccionista de freaks, amante de la locura, creyente fiel de la irreverencia y fan del Liverpool F.C.

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