lunes, 19 de septiembre de 2011

Tramites para un mundo imposible

Colectivo La 15



Comenzamos a desarrollar un proyecto colectivo en la ciudad de Xalapa y no pensamos en como sería en dos años a futuro, ni como el país estaría convulsionándose entre situaciones de terrorismo e inseguridad como lo hace actualmente.


Rememoramos las palabras de la curadora Bárbara Perea, en una de las sesiones de trabajo previas a la presentación del Colectivo: “recuerda que el 90% de este tipo de proyectos se acaban al primer año” y me enumeró una larga lista de motivos: falta de recursos, desinterés del estado en atender proyectos independientes, egos inflados de algunos miembros del colectivo, crítica de personas del círculo, etc.


Creemos que, el punto de inicio de todo colectivo debe partir de un compromiso inquebrantable hacia la meta perseguida, de aferrarse a ella y buscar la manera de acercarse a la misma hasta conseguirla. Todos en la vida diaria somos gestores de alguna manera, gestionamos un día de espera para la presentación de algún trabajo, para el pago de la renta o de alguna deuda, para conseguir información que nos permita decidir correctamente sobre alguna acción, o regatear el precio de algo. Entonces, sin darnos cuenta, llegamos al final de la jornada conociendo a personas y con la certeza de que el día siguiente presentará nuevas vicisitudes.



Espacios públicos


La urbe, la ciudad y sus espacios públicos son zonas que se activan por la gente, son ellos quienes la accionan consciente o inconscientemente, transitan, corren, esperan, consumen. Realizan muchas actividades en esas venas llamadas calles, fluyen a diferentes ritmos, dependiendo la hora, el día o el clima. Toda esa información que se genera es importarte saberla, vivirla, experimentarla y observarla. Toda ella determinara el tipo de acción que se llevara a cabo.


Hablamos desde la experiencia de ser parte de esos transeúntes y también miembros de un gremio cultural, pero nos negamos a envolvernos en una burbuja que nos aísle de lo que sucede en un contexto determinado.


Hablamos desde una exposición de arte en un museo o galería, la cual esta atiborrada de gente que siempre es la misma: desde la idea de que el arte debe de ir hacia afuera y hacia adentro, estar en los museos y salir a ensuciarse las rodillas e involucrarse en los sitios donde crecimos, como las escuelas y mercados que por el paso de la cotidianidad se han olvidado que existen o para que están ahí.


La gente es la que forma y da vida a esos espacios, la que sabe las cosas del mundo, es con ellos donde se encuentran los próximos caminos del arte. Son sus niños los mejores observadores de la dura realidad, es en las calles donde hace falta el color, el juego, la libertad de imaginar mundos imposibles y que, por un efímero momento, pueden ser reales.


No negamos que hay corrupción y apatía, que camina rampante en todos lados, miedo a perder la cada vez mas endeble tranquilidad, burocracia, nula amplitud de miras, burla, cansancio, trabajo hormiga y el constante recordatorio de que por cada victoria se tuvieron que perder muchas batallas.


Sin embargo, lo que este proyecto nos ha permitido es la posibilidad de ver otros puntos de vista. Hemos pasado de ser sólo los “creadores de bienes culturales” a ser generadores de espacios no convencionales para la difusión de la cultura. Hemos pasado del trabajo en el taller al desplazamiento en la ciudad y a su utilización como campo de juego, de leer libros sobre arte contemporáneo a entender y practicar la política de la calle, asimilar las circunstancias que forman las relaciones de poder en la urbe y en sus integrantes.



La Carcacha pinta


Una línea de nuestro trabajo es La Carcacha pinta, concurso de pintura infantil al aire libre que intenta rescatar la capacidad de observación y de expresión de los niños de escuelas y mercados de la ciudad de Puebla. Sobre esto, alguna vez Felipe Ehremberg nos dijo “su proyecto es de los ochentas, es algo ya superado y que está condenado al fracaso”. A casi 3 años de actividad, hoy concluimos que este proyecto ha juntado a mas de 5000 niños y continua generando actos en distintos Puebla y otras ciudades de la República.



Instituto de Acciones Simbólicas, Absurdas y Sin sentido


Otra línea de nuestro trabajo es el Instituto de Acciones Simbólicas, Absurdas y Sin sentido (IASAS), un centro cultural sin muros que se apodera de espacios y los interviene mediante pláticas, mesas redondas, debates y exposiciones de arte, con el fin de eliminar la idea de que la cultura necesita espacios específicos para generarse. Bajo este concepto, también realizamos acciones en camiones del servicio público, dejando en cada uno de los asientos el costo del pasaje para hacer más ameno el viaje.



La Cucara


Periódico de manos libres, blog que nació a partir de un taller impartido en un vagón del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos. El vagón era la redacción, los niños los corresponsales, periodistas e ilustradores. Abordamos temas relacionados con la reflexión de la cotidianidad, generando alternativas de difusión para que no sólo quedara cómo un espacio efímero.


Este periódico, actualmente es un medio de divulgación de historias que acontecen en escuelas de la zona conurbada de Puebla, relatadas por los alumnos.



Actos Performáticos


Retomamos varios espacios públicos, entre ellos la Plaza de la Libertad de Expresión, ubicada en 11 Norte y Reforma. El fin es activar los espacios con performances de artistas de la ciudad de Puebla, Distrito Federal, Xalapa y Tlaxcala. Estos eventos los realizamos los fines de semana y nos involucrarnos con los boleros, vendedores ambulantes y automovilistas. Todo se lleva a cabo de manera segura. Aunque, también nos ha enfrentado con la policía a quien se le explica el acto y se le cuestiona sobre los reglamentos de vialidad publica, los derechos que otorga la Constitución Mexicana para la libre expresión. Un caso reciente fue el del artista Yurian Zeron, quien soltó un robot cilindrero en el Zócalo de Puebla; hubiera sido el primer robot detenido por ambulantaje.



Talleres para niños del Barrio de San Miguelito


Este lugar es la sede física del Colectivo La Quince y donde surgió el mismo. Todos los sábados realizamos talleres gratuitos para los niños de esta zona. Creemos que esta actividad es fundamental para generar un sólido lazo con el espacio al cual pertenecemos. Nos permite que el espacio sea cobijado y aceptado por el entorno. El día de hoy tenemos más de 20 personas que asisten constantemente, hecho que nos asegura que el trabajo no queda como una acción pasajera y tenemos una incidencia en esas personas que conviven diariamente con nosotros.



Finalmente, otra de las cosas que nos ha permitido trabajar bajo el manto del Colectivo la 15 es saber que de alguna manera todos nuestras acciones generan consecuencias en nuestro entorno inmediato,



sabemos que a medida que caminamos por estas entrañables calles de la ciudad de Puebla suceden cosas que condicionaran nuestra actividad presente y futura, y que si todos los miembros de esta sociedad no nos involucramos a solucionar de manera real todas las problemáticas que fomentan el clima de impunidad que padecemos en la actualidad, difícilmente podremos pensar en un contexto optimo para el desarrollo de todos nosotros.



Mientras las consecuencias de nuestro trabajo sean positivas generaremos un ambiente adecuado para las relaciones humanas optimas, nos conoceremos y nos re-conoceremos en espacios públicos como parques, plazas y jardines, en mercados y escuelas. Con lo cual recuperaremos nuestros sitios y los alejaremos de intereses negativos, entre ellos los delictivos.

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